No solo somos lo que hacemos, sino también lo que no hacemos.
Somos lo que decimos, casi tanto como lo que callamos.
Somos las decisiones que tomamos. En toda su dimensión.
Por cada elección, damos un paso al frente y abandonamos algo en el camino.
O damos un paso atrás y abandonamos algo que estaba por llegar.
Pero lo realmente valioso es ser capaz de tomar esa decisión.